sábado, 6 de junio de 2020

Mens sana in corpore sano

El esfuerzo por parte de todos para  adaptarnos a los cambios está siendo grande y digno de reconocimiento. Es necesario, también, que vivamos esta situación como una oportunidad para desarrollar lo mejor de nosotros mismos y, sobre todo, para ayudar a nuestros hijos e hijas a enfrentarse a experiencias cambiantes.  
El mantenerse fuerte en un sentido físico y emocional es una herramienta fundamental en todos los momentos. Así dejamos unas ideas a recordar y poner en práctica.

• Cuidar la salud física de la familia practicando buenos hábitos: horarios y rutinas, procurando mantener los períodos de sueño y vigilia similares a los habituales; comidas equilibradas; actividades físicas compartidas en familia, como bailes, coreografías o tablas de ejercicios. 

• Crear un clima de confianza para comentar cómo nos sentimos y respetar los tiempos en individuales y la intimidad de cada miembro de la familia.

 • Aceptar sus sentimientos, permitir que expresen sus emociones. Manifestar su tristeza, alegría, rabia o malestar les ayudará a encontrarse mejor. 

• Entender que es importante que expresen sus emociones, pero sin olvidar que a las conductas ponerles límites

Fomentar su autonomía. Es necesario que aprendan a ocupar su tiempo pero es igualmente necesario también que aprendan a aburrirse. 

Dejar espacio y tiempo para el ejercicio físico. 

Realizar actividades lúdicas y de participación con la familia como practicar la relajación, cantar, bailar, contar cuentos, interpretar cuentos, jugar a adivinanzas, dialogar….

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