TALLER DE PADRES DE ESO
REGLAS
GENERALES PARA PONER LÍMITES
A LOS ADOLESCENTES
1. Nunca castigue cuando esté enojado.
En el calor del momento, es
posible que diga algo de lo que después se puede arrepentir o establezca una
restricción demasiado severa. Esto nos lleva a la regla número dos...
2. Nunca imponga un castigo que no esté
preparado para cumplirlo.
Es importante imaginar las
posibles reacciones de su adolescente ante la disciplina que tiene en mente,
particularmente si está en el lado de lo extremo. Ejemplo: al castigarlo por un
mes por que lo encontró fumando a escondidas con un amigo. ¿Podría él
desafiarlo verbalmente? ¿Escaparse de casa? ¿Se deprimiría o tendría
pensamientos suicidas? Luego pregúntese a sí mismo si podría vivir con
cualquiera de estos resultados. Si la respuesta es no, debe moderar el castigo.
No cumplir daña su credibilidad y sirve para reforzar el comportamiento mismo
que intenta castigar.
Otro punto que debe considerar: ¿Podría el castigo dañar la relación que
tiene con su hijo?
3. Las consecuencias de corto plazo funcionan
mejor.
Al decir de "corto
plazo", nos referimos a castigos que duran varias horas, o varios días
para faltas mayores. Castigar a un menor por un mes puede crear el escenario
para que él actúe de alguna otra manera, como salirse a escondidas de la casa.
Es posible que piense, ¿Qué puedo perder? Ya estoy castigado por un mes.La
mayoría de los castigos pierden su efectividad si duran más de veinticuatro
horas.
4. Castigue a la parte culpable solamente, no
a otros miembros de la familia.
Ejemplo: Si toda la familia ha
esperado para pasar el día fuera en bote, no permita que el hecho que su
adolescente esté castigado derrumbe esos planes. Coordine que se quede en casa
con un amigo o un familiar.
5. No utilice la culpa como un medio de
disciplina.
-
"¿Por qué me haces esto? Creo que disfrutas
en secreto torturarme".
-
"¿Cómo puedes salir en público luciendo
así, con todos esos agujeros en tus pantalones? ¡Todos van a pensar que soy
mala madre!
Esto a menudo no consigue los
resultados deseados e incluso cuando funciona, los adolescentes (así como los
adultos) lo resienten y lo encuentran injusto.
6. Ayude a sus hijos a aprender de sus
errores.
Confrontar a un adolescente por
una falta de conducta no tiene que convertirse en una inquisición. "Se
debe establecer un diálogo", recomienda la Dra. Hofmann. Para que un
adolescente aprenda de sus errores, primero tiene que reflexionar en lo que
hizo y los motivos para hacerlo:
-
"Cariño, sabes muy bien que no tienes
permiso para subirte a un coche que lo conduzca alguien que no conocemos. Y aun sabiéndolo ni
a ti ni a tu amiga Jennifer os importó y aceptáteis que os llevaran dos jóvenes
que ni siquiera van a tu escuela. Me gustaría escuchar tu versión de las cosas
y por qué hiciste eso".
El siguiente paso es replantear y
aclarar el problema, luego ayudarla a determinar una o más soluciones:
-
"Así que estabais en el centro comercial y
hacía mucho calor y no quisisteis ir andando a casa. Pero tú sabes que tienes
prohibido andar con extraños. ¿Cómo crees que podrías haber solucionado la
situación de diferente manera?"
-
"Bien...supongo que podríamos haber tomado
el bus. O, podríamos haber llamado a la mamá de Jen o a ti".
-
"Correcto. Y si el bus se hubiera atrasado
o nadie podía llevarte, ¿qué deberías haber hecho?"
-
"Debería haber caminado".
Hay dos mensajes esenciales que
se deben transmitir:
Primero, todo
problema tiene una solución.
Segundo, su
hija es responsable de su propia conducta.
7. Imponga disciplina de manera constante.
Establecer límites pero no cumplirlos es parecido a instalar un
sistema de seguridad elaborado en su casa y no encenderlo en la noche. No
estamos insinuando que la disciplina deba aplicarse como un dogma. Una de las
razones por la que es importante repetir los sucesos con su hijo es porque a veces se enterará qué circunstancias
atenuantes contribuyeron a la mala conducta. Pero como regla general,
cuando los padres ponen un castigo al azar, están reforzando el comportamiento
negativo.
Enviar señales mezcladas logra
una de dos cosas. "Puede confundir al niño", explica el Dr. Tomas
Silber. "Y aún peor, puede crear falta de respeto hacia el padre". Una vez establezca un límite, manténgase
firme.
Esto supone que ambos padres con regularidad acuerdan en
dónde marcar el límite, lo cual no siempre es el caso. De hecho, una pareja
puede tener puntos de vista radicalmente diferentes respecto a una situación
aislada o general.
La rutina del policía bueno y
policía malo puede ser útil para hacer que los criminales confiesen en la tele-visión,
pero es una fórmula que ocasionará proble-mas si la ponen en práctica las mamás
y los papás. Los niños pronto aprenden a conseguir lo que quie-ren manipulando
al padre más tolerante contra el padre más estricto. No existe una solución
simple pa-ra esto, además de que se sienten juntos a negociar una lista de
límites y consecuencias con las que am-bos puedan vivir. Poner reglas por
escrito, tal como sugerimos anteriormente, no es tanto para el bienes-tar del
niño sino para ayudar a mamá y papá a mantener un frente unido. Si no pueden
ponerse de acuerdo, considere pedirle consejo a un consejero matrimonial y
familiar.
8. En la medida de sus posibilidades, pida la
colaboración de otras mamás y papás.
Intentar dirigir a su hijo en la
dirección correcta algunas veces se puede sentir como nadar contra la
corriente, especialmente cuando las reglas que pre-valecen en su hogar no las
comparten otras familias.
Seguramente conoce a varios, sino
a todos, los pa-dres del círculo de amigos de su hijo adolescente. Quizás un
grupo de ustedes esté de acuerdo sobre algunas directrices relativamente
uniformes que regulan asuntos como, por ejemplo, la hora de llegada a casa,
películas y videos para adultos, etc.
Pero cualquier cosa que haga, no
ceda en los están-dares principales de comportamiento que establezca para su
hijo o hija. Le pedimos que preste atención al mismo consejo que los padres han
dado a sus hijos por generaciones: lo inmortal, "Si Juan se tira de un puente, ¿significa que tú también lo
harías?"
9. Paternidad: nunca es tarde para hacer
ajustes
Si se describe como excesivamente
estricto (o quizás así lo considera su cónyuge o su hijo adolescente), empiece a cambiar a un punto medio
aprendiendo a elegir sus batallas.
"Los padres deben priorizar lo que intentarán controlar",
aconseja la Dra. Margaret Blythe, direc-tora de servicios médicos para
adolescentes en Indiana University Medical Center de Indianapolis "No
todo puede ser una batalla de poderes". No es sano ni para los padres ni para los hijos estarse dando
constantemente de cabezazos.
Sin embargo, probablemente usted
tenga el problema opuesto, y sea excesivamente permisivo. El rol de partidario
de la disciplina no es natural en todas las personas. Ningún padre disfruta
estar en el extremo que recibe las miradas asesinas y de enojo de un
adolescente. Pero para las mamás y los papás que tienden a mimar en exceso a
sus hijos y ahora ven las señales de advertencia de que debe hacer un cambio,
deben recordar lo siguiente: Los niños
necesitan que seamos sus padres primero y sus amigos después.
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