miércoles, 18 de abril de 2018

El valor de Aprender. Escuela en la nube.

Referencia: https://www.escuelaenlanube.com/el-valor-de-aprender/
Aprender: Uno de los valores fundamentales de todo ser humano es el conjunto de habilidades y conocimientos de que dispone para resolver problemas. La única forma de obtener este conjunto es el aprendizaje. El valor de aprender tiene como finalidad la búsqueda habitual de conocimientos a través del estudio, la reflexión de las experiencias vividas y una visión profunda de la realidad.
Nuestra vida está rodeada de muchas situaciones alrededor de nuestro trabajo cotidiano, la familia y las relaciones personales de toda índole, en cada lugar debemos tomar iniciativas, resolver situaciones y enseñar a los demás a trabajar, a crear una mejor convivencia y a llevar una vida mejor. Quien tiene más elementos a su alcance, está en condiciones de cumplir con esta tarea de manera eficaz, pues este valor no consiste en acumular conocimientos para ser un erudito, sino para servir.
Hay quienes desde la época de estudiantes han creído que sólo debemos aprender lo que es necesario e indispensable para desempeñar una labor profesional específica, peor aún, que no queda más remedio que hacer el mínimo esfuerzo para solventar una situación académica.
Pero, ¿por qué nos da pereza aprender? Sencillamente porque deseamos que todo tenga una utilidad práctica e inmediata (como el niño que aprende a contar y a conocer la denominación de las monedas, para comprar con la seguridad de no ser engañado); esto sin agregar el esfuerzo y el tiempo que supone estar frente a un libro o cualquier otro medio. ¡Qué falta de aspiraciones y deseos de superación personal!
Ocasionalmente encontramos a personas con la habilidad de obtener conclusiones casi instantáneamente, teniendo una respuesta y explicación para cualquier asunto, en fin, como si todo lo supieran; el asombro es más grande si es un cardiólogo opinando sobre administración pública y hace referencia a la historia de cualquier nación… Sin quitar mérito a las aptitudes personales, lo excepcional -y producto del aprendizaje- es la capacidad de relacionar hechos, conocimientos y experiencias para tener un criterio bien formado y dar una respuesta oportuna y acertada en cada caso.
No debemos olvidar que el perfeccionamiento personal abarca la superación profesional, por lo tanto, debemos preocuparnos por profundizar. Terminar la universidad, comenzar una maestría, emprender un doctorado, asistir a cursos de actualización y diplomados deben ser un camino natural. No podemos olvidar que en el mundo laboral de hoy tener un título universitario ya no es suficiente. Es necesario ir más lejos si se desea un progreso real.
Sin embargo hay otras áreas que en apariencia no se relacionan directamente con nuestro trabajo: historia, filosofía, doctrina, literatura, relaciones humanas; o conocimientos técnicos y científicos: manejo de programas para ordenadores (computadoras), administración empresarial, funcionamiento del cuerpo humano, primeros auxilios, nociones de mecánica automotriz o cualquier destreza manual. Obtener conocimientos adicionales a nuestra profesión u oficio será siempre de utilidad práctica y nos brindarán un panorama más amplio de la vida.
En cierta forma podría decirse que todo comienza como un pasatiempo, quien aprende por sí mismo disfruta de la actividad sin cuestionarse el cuándo y para qué le servirá el tema en cuestión, y cada vez le es más fácil aprender, pues al igual que el cuerpo humano, el intelecto también necesita desarrollarse.

Lea más en https://www.escuelaenlanube.com/el-valor-de-aprender/#ESBCUag1tUsSBXBk.99

domingo, 25 de febrero de 2018

FAVORECER LOS ACUERDOS

CUIDA EL LENGUAJE. Una conversación fluida pasa por usar palabras claras y poner ejemplos y sugerencias sin imponer criterios. Los ataques verbales, las palabras malsonantes y las críticas personales actuarán siempre en contra.

DA TIEMPO AL TIEMPO. Si aparece el nerviosismo o se nos plantean puntos de vista encontrados, démonos un parón. Echar la pelota al suelo es necesario para retomar la objetividad en las ideas y poder conversar. Dejar un conflicto sin resolver invita a las malas interpretaciones y a mantener abiertas las heridas.

RESPETA EL DESACUERDO. Interrumpir al otro para dar nuestros argumentos no nos da la razón, solo demuestra que somos poco considerados. Una prueba de madurez es entender que podemos estar en desacuerdo sin dejar de respetarnos. Saber escuchar es tan importante como expresar lo que sentimos.

martes, 20 de diciembre de 2016


                     TALLER DE PADRES DE ESO

                                                                    


REGLAS GENERALES PARA PONER LÍMITES
A LOS ADOLESCENTES

1.      Nunca castigue cuando esté enojado.
En el calor del momento, es posible que diga algo de lo que después se puede arrepentir o establezca una restricción demasiado severa. Esto nos lleva a la regla número dos...

2.      Nunca imponga un castigo que no esté preparado para cumplirlo.
Es importante imaginar las posibles reacciones de su adolescente ante la disciplina que tiene en mente, particularmente si está en el lado de lo extremo. Ejemplo: al castigarlo por un mes por que lo encontró fumando a escondidas con un amigo. ¿Podría él desafiarlo verbalmente? ¿Escaparse de casa? ¿Se deprimiría o tendría pensamientos suicidas? Luego pregúntese a sí mismo si podría vivir con cualquiera de estos resultados. Si la respuesta es no, debe moderar el castigo. No cumplir daña su credibilidad y sirve para reforzar el comportamiento mismo que intenta castigar.
Otro punto que debe considerar: ¿Podría el castigo dañar la relación que tiene con su hijo?

3.      Las consecuencias de corto plazo funcionan mejor.
Al decir de "corto plazo", nos referimos a castigos que duran varias horas, o varios días para faltas mayores. Castigar a un menor por un mes puede crear el escenario para que él actúe de alguna otra manera, como salirse a escondidas de la casa. Es posible que piense, ¿Qué puedo perder? Ya estoy castigado por un mes.La mayoría de los castigos pierden su efectividad si duran más de veinticuatro horas.

4.      Castigue a la parte culpable solamente, no a otros miembros de la familia.
Ejemplo: Si toda la familia ha esperado para pasar el día fuera en bote, no permita que el hecho que su adolescente esté castigado derrumbe esos planes. Coordine que se quede en casa con un amigo o un familiar.

5.      No utilice la culpa como un medio de disciplina.
-          "¿Por qué me haces esto? Creo que disfrutas en secreto torturarme".
-          "¿Cómo puedes salir en público luciendo así, con todos esos agujeros en tus pantalones? ¡Todos van a pensar que soy mala madre!
Si puede escucharse diciendo esas líneas, proba-blemente ahora mismo está sintiendo vergüenza. En general, la culpa no debería usarse como castigo.
Esto a menudo no consigue los resultados deseados e incluso cuando funciona, los adolescentes (así como los adultos) lo resienten y lo encuentran injusto.

6.      Ayude a sus hijos a aprender de sus errores.
Confrontar a un adolescente por una falta de conducta no tiene que convertirse en una inquisición.                 "Se debe establecer un diálogo", recomienda la Dra. Hofmann. Para que un adolescente                      aprenda de sus errores, primero tiene que reflexionar en lo que hizo y los motivos para hacerlo:
-          "Cariño, sabes muy bien que no tienes permiso para subirte a un coche que lo conduzca  alguien que no conocemos. Y aun sabiéndolo ni a ti ni a tu amiga Jennifer os importó y aceptáteis que os llevaran dos jóvenes que ni siquiera van a tu escuela. Me gustaría escuchar tu versión de las cosas y por qué hiciste eso".
El siguiente paso es replantear y aclarar el problema, luego ayudarla a determinar una o más soluciones:
-          "Así que estabais en el centro comercial y hacía mucho calor y no quisisteis ir andando a casa. Pero tú sabes que tienes prohibido andar con extraños. ¿Cómo crees que podrías haber solucionado la situación de diferente manera?"
-          "Bien...supongo que podríamos haber tomado el bus. O, podríamos haber llamado a la mamá de Jen o a ti".
-          "Correcto. Y si el bus se hubiera atrasado o nadie podía llevarte, ¿qué deberías haber hecho?"
-          "Debería haber caminado".
Hay dos mensajes esenciales que se deben transmitir: 
Primero, todo problema tiene una solución
Segundo, su hija es responsable de su propia conducta.

7.      Imponga disciplina de manera constante.
Establecer límites pero no cumplirlos es parecido a instalar un sistema de seguridad elaborado en su casa y no encenderlo en la noche. No estamos insinuando que la disciplina deba aplicarse como un dogma. Una de las razones por la que es importante repetir los sucesos con su hijo es porque a veces se enterará qué circunstancias atenuantes contribuyeron a la mala conducta. Pero como regla general, cuando los padres ponen un castigo al azar, están reforzando el comportamiento negativo.
Enviar señales mezcladas logra una de dos cosas. "Puede confundir al niño", explica el Dr. Tomas Silber. "Y aún peor, puede crear falta de respeto hacia el padre". Una vez establezca un límite, manténgase firme.
Esto supone que ambos padres con regularidad acuerdan en dónde marcar el límite, lo cual no siempre es el caso. De hecho, una pareja puede tener puntos de vista radicalmente diferentes respecto a una situación aislada o general.
La rutina del policía bueno y policía malo puede ser útil para hacer que los criminales confiesen en la tele-visión, pero es una fórmula que ocasionará proble-mas si la ponen en práctica las mamás y los papás. Los niños pronto aprenden a conseguir lo que quie-ren manipulando al padre más tolerante contra el padre más estricto. No existe una solución simple pa-ra esto, además de que se sienten juntos a negociar una lista de límites y consecuencias con las que am-bos puedan vivir. Poner reglas por escrito, tal como sugerimos anteriormente, no es tanto para el bienes-tar del niño sino para ayudar a mamá y papá a mantener un frente unido. Si no pueden ponerse de acuerdo, considere pedirle consejo a un consejero matrimonial y familiar.

8.      En la medida de sus posibilidades, pida la colaboración de otras mamás y papás.
Intentar dirigir a su hijo en la dirección correcta algunas veces se puede sentir como nadar contra la corriente, especialmente cuando las reglas que pre-valecen en su hogar no las comparten otras familias.
Seguramente conoce a varios, sino a todos, los pa-dres del círculo de amigos de su hijo adolescente. Quizás un grupo de ustedes esté de acuerdo sobre algunas directrices relativamente uniformes que regulan asuntos como, por ejemplo, la hora de llegada a casa, películas y videos para adultos, etc.
Pero cualquier cosa que haga, no ceda en los están-dares principales de comportamiento que establezca para su hijo o hija. Le pedimos que preste atención al mismo consejo que los padres han dado a sus hijos por generaciones: lo inmortal, "Si Juan se tira de un puente, ¿significa que tú también lo harías?"

9.      Paternidad: nunca es tarde para hacer ajustes
Si se describe como excesivamente estricto (o quizás así lo considera su cónyuge o su hijo adolescente), empiece a cambiar a un punto medio aprendiendo a elegir sus batallas.
"Los padres deben priorizar lo que intentarán controlar", aconseja la Dra. Margaret Blythe, direc-tora de servicios médicos para adolescentes en Indiana University Medical Center de Indianapolis "No todo puede ser una batalla de poderes". No es sano ni para los padres ni para los hijos estarse dando constantemente de cabezazos.
Sin embargo, probablemente usted tenga el problema opuesto, y sea excesivamente permisivo. El rol de partidario de la disciplina no es natural en todas las personas. Ningún padre disfruta estar en el extremo que recibe las miradas asesinas y de enojo de un adolescente. Pero para las mamás y los papás que tienden a mimar en exceso a sus hijos y ahora ven las señales de advertencia de que debe hacer un cambio, deben recordar lo siguiente: Los niños necesitan que seamos sus padres primero y sus amigos después.

Mantener consistentemente los límites y seguirlos hasta llegar a las consecuencias toma mayor impor-tancia cuando los padres permisivos intentan convertirse en padres más autoritarios. Hasta ahora, sus hijos han estado acostumbrados a manipular a mamá y papá. Se puede esperar que se rebelen contra esos nuevos límites. De hecho, su mal comportamiento puede ser cada vez peor en un tiempo. Una vez que se dan cuenta de que sus padres están hablando en serio acerca de hacer cumplir la disciplina, usualmente aprenden a respetar las reglas del 

                      TALLER DE PADRES DE 1º DE ESO

                                                                               



PAUTAS A TENER EN CUENTA
EN LA EDUCACIÓN DE ADLESCENTES:
·         Mantener una actitud de escucha y diálogo
·         Abandonar el autoritarismo (“esto se hace porque yo lo digo”)  e intentar argumentar y razonar.
·         No caer en el “dejar hacer” y la tolerancia más absoluta.
·         Mantener unas normas mínimas basadas en la negociación
·         No impedirles crecer, por miedo a “perderlos”
·         Observarles, escucharles, ser “vigilantes” de su desarrollo, amistades, alimentación, hábitos, estudios... Sin presiones, sin someterles a interrogatorios, ni espiarles (estar atentos).
·         Evitar los retos de poder
·         Ayudarles a superar sus complejos, timidez, baja autoestima..
·         Orientarles y ayudarles con los estudios
·         Proporcionar información sincera y veraz sobre los temas.
·         Armaros de paciencia, comprensión y sentido común.
·         Sentido del humor

          TALLER DE PADRES DE 5º y 6º DE PRIMARIA

                                                                                  




            TALLER DE PADRES DE 3º Y 4º DE PRIMARIA




                                                                             

miércoles, 14 de diciembre de 2016

            

Taller de padres de 1º-2º de Educación Primaria



PAUTAS ORIENTADORAS
1.  Crear rutinas.

2.  Llegar en  tiempo. «No tienen reloj».

3.  Somos espejo.

4.  Limitar las pantallas.

5.  Firmes y consecuentes en las decisiones.

6.  Evitar distracciones.

7.  Reflexionar sobre las lecciones aprendidas
a través de  las experiencias diarias.

8.  Crear oportunidades de aprendizaje fuera de la escuela.

9.  Asignar responsabilidades.

10.  Comunicación con el tutor/a.

11.  Fijar metas apropiadas a su edad y mostrar interés en su progreso.

12.  Escucharlos y hablar con ellos.